• En el Día Universal del Niño, la marca de smartphones Wiko quiere ayudar a los padres a enseñar comportamientos correctos en relación a las nuevas tecnologías, con el fin de que los pequeños aprovechen sus beneficios minimizando riesgos.
• Enseñarles a elegir contenido apropiado, evitar información personal o denunciar situaciones de acoso son algunas de las recomendaciones con las que nuestros hijos se convertirán en usuarios de smartphones responsables y seguros.
El uso de las nuevas tecnologías ocupa cada vez más tiempo en nuestro día a día. Si los adultos lo empleamos tanto para nuestro trabajo como para los momentos de ocio, los jóvenes son los verdaderos expertos. A pesar de que los niños son ya nativos digitales, son los padres los responsables de inculcarles unos hábitos correctos, para que sepan cómo utilizar la tecnología que siempre han tenido alrededor.
En el Día Universal del Niño, que se celebra el 20 de noviembre, el fabricante de smartphones Wiko ha querido hacer un llamamiento para ayudar a los adultos a inculcar esos buenos hábitos que velen por la privacidad de los más pequeños. Y es que, según el I Estudio “La tecnología en la infancia: necesidad o capricho” elaborado por la compañía, el 46% de los españoles considera necesario que los niños tengan móvil para sentirse parte de su grupo de amigos. Y este momento llega cada vez antes, ya que muchos deciden comprar su primer terminal a los pequeños de la casa a partir de los 13 años.
A esta edad, aprender a usar el smartphone y, sobre todo, Internet, será clave para garantizar su seguridad, así como un comportamiento adecuado. Así que toma nota y apunta estos consejos con los que tus hijos aprenderán qué deben hacer y qué han de evitar en el mundo digital.
• Perfiles sociales. Las RRSS son uno de los principales lugares de encuentro en la red, espacios en los que se comparte información personal, por lo que deben ser muy controladas. El 64% de los padres participantes en el estudio de Wiko considera que no se debería tener la oportunidad de acceder a las redes sociales hasta la franja de edad comprendida entre los 14 y los 16 años. Si ya poseen perfiles sociales, una vez creados, lo mejor es que los adultos supervisen su uso. No se trata de leer sus comentarios, sino de ayudarles a discernir qué contactos son recomendables y cuáles no (agregar solo a personas conocidas o seguir páginas de contenido apropiado), así como qué contenido pueden o no compartir.
• Información sensible. Es importante hacerles entender que no deben compartir información privada como la dirección de casa, el colegio al que van o dónde pasan sus vacaciones. Esta es la única forma de mantenerse realmente en el anonimato, que nadie pueda controlar sus movimientos o saber si están solos en casa o no.
• Información sensible. Contraseñas seguras. Ya seamos niños o adultos, las contraseñas de las aplicaciones deben ser lo menos controlables posibles. Los padres no tienen por qué conocer estas contraseñas, pero sí explicarles que nunca deben compartirse con nadie, ni ser excesivamente sencillas, para evitar hackeos. Además, si se accede a alguna cuenta en dispositivos fuera del hogar (ordenadores de bibliotecas, tablets en el colegio, etc), es importante tener la precaución de no permitir que las contraseñas se queden guardadas. Al finalizar, no hay que olvidar cerrar la sesión de la red social, mail o cualquier otra página en la que haya sido necesario introducir un nombre de usuario y palabra clave para que nadie pueda acceder más tarde.
• Información sensible. Una de las principales preocupaciones de los padres es el tipo de información al que acceden los jóvenes. De hecho, el 94% considera que es importante controlar el uso que los niños hacen de las tecnologías. Por este motivo, y con el fin de garantizar su idoneidad en cuanto al tipo de contenidos a los que acceden, se recomienda instalar programas de control parental que les impidan el acceso a determinadas páginas o el pago con tarjeta.
• Prevención antirrobos. Los más jóvenes deben aprender a ser responsables de sus objetos y pertenencias y tener su smartphone vigilado, sobre todo en lugares con mucha aglomeración de gente, para evitar que nuestro contenido privado pueda caer en manos ajenas. Si, aun así, el móvil desaparece, es importante conocer la función de Administrador de Dispositivos de Android. Esta permite, en caso de pérdida o robo, localizar el terminal, bloquearlo o incluso borrar sus datos de forma remota desde nuestra cuenta de Google (a través de la función “Encontrar mi dispositivo”).
• No al ciberacoso. Tanto si son testigos, como si se convierten en víctimas, los pequeños deben comprender que las frases despectivas, los contenidos inapropiados o las críticas a otras personas no deben ser permitidas. Animarles a contar si se encuentran con alguna situación de este tipo será clave tanto para su protección como para la de otros jóvenes.
Con independencia de estos consejos, la educación de los más pequeños tiene que nacer de una fluida comunicación entre padres e hijos, aplicando siempre el sentido común y confiando en su responsabilidad, demostrándoles que ellos también pueden confiar en nosotros. Ofrecerles toda la información que esté en nuestra mano y explicarles tanto los beneficios como los riesgos de las nuevas tecnologías hará que ellos mismos aprendan a discernir desde edades tempranas cuáles son las mejores prácticas en cada caso.
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